BLOG DE POESÍA

POEMAS DE MANUELA PASO

domingo, 30 de enero de 2011

TÚ NO TENDRÁS UNA MUJER ESTA NOCHE






Tú no tendrás una mujer esta noche.
Acepta los hechos.

Las doncellas caprichosas
se apiadan sorprendentemente esta noche
de ese cerdo indultado.
En su piara
le sonríen, le hacen gracias,
le dan besitos rosas en su desproporcionada cabeza.

Es frustrante pero
tú no tendrás una mujer esta noche.

Ellas han decidido sacar a pasear sus lebreles.
Les llevan comida dentro de sus sujetadores de Snoopy
y en sus pantys se huelen entramadas.

Así que admítelo.
Tú no tendrás una mujer esta noche.

Tetas salpicadas de brillantitos y pasos amarillos de Converse
a por unas copas.

Un caballo relincha en la barra, gozoso
ante la mirada de dos madrastras:
también éstas
están ocupadas
esta noche.

Pensaste equivocadamente que serían más fáciles:
son rápidas, listas y no marean.
Sin embargo,
intrépidas y borrachas,
se tiran a las crines de este alazán
como si se  atreviesen a acostarse con un hijo.

El semental cabecea entre dos mujeres y tú
no tendrás ninguna esta noche.


Sé comprensivo. Escúchate
olfatear tranquilo
todos esos perfumes en todos esos vaqueros
y mientras dejas que se cobren los otros el botín,
imagina templado
el peso de los ombligos bajo las ropas de las camas.

Sé sabio. Todo llega. Sonríe

asumiendo la carencia de un sudor golosina,
de un halago en voz baja con la música alta,
de una disculpa ante el empujón
que deja en evidencia una vacilante virilidad.

Aunque la noche
no te ofrezca la mujer que  mereces,
hazte un verdadero hombre entre los animales.




lunes, 3 de enero de 2011

VENGO DEL HOYO



Yo vengo del hoyo.

Vengo de las manos de mi padre y los ojos de mi madre.
Vengo de un hígado destrozado y unos pechos blancos bien negros.

De los vencidos y los condenados, vengo.

Y vengo de esas que quitan los hombres a las otras y,
después,
cuando esas les gritan su pena muda,
ellos las abandonan
y vuelven con las otras.

Nací en un hospital de una mujer y otra mujer porque mi padre no estaba;
él
tocaba un piano en una casa con una hija
a la que amó.

Actualmente disimulo, me maquillo,
me curo en salud.

Pero la verdad es
que yo vengo del hoyo.



domingo, 2 de enero de 2011

NECESIDAD


Es una cosa extraña
pero en la tumba de mi madre hay un hueco por el que cabe una mano.

Alguna vez
he acariciado ese vacío estigio entre nuestras dos vidas,
sin temerle a ese minuto de contacto
pues sólo se trata de una devastadora necesidad de perdón.

Es posible, sin yo sentirlo,
que mi vínculo tembloroso
roce aquella carta que le escribí al morir
donde le confesaba que la amaba a pesar de todo.

Y en la tierra que no alcanzo
se revolverán también las versiones silenciosas de mis hermanos,
nuestras fotografías de niños disfrazados de distintos,
dos euros para Caronte
y aquella virgen ortodoxa que lo presenció todo.

Es extraño, sí,
pero en la tumba de mi madre hay un hueco por el que entra y sale

mi mano.